Clara proviene de una familia con una larga tradición en el tejido, aprendió de sus padres y se inició en el oficio cuando tenía 15 años.
“Soy afortunado por el trabajo que Dios le dio al pueblo de Teotitlán, tenemos un gran conocimiento que es lo más importante. Esta tierra te brinda las herramientas que necesitas para trabajar. Todo es natural y saludable. "
Su parte favorita de su proceso es contemplar el resultado final del corte de los hilos de la urdimbre. A menudo piensa en los pasos que tomó para lograrlo y en las cosas que puede hacer para mejorar. Le encanta aprender sobre tintes naturales, un proceso alquímico que puede tardar años en dominar. Tejer es una verdadera pasión para Clara, y cuando está frente a su telar siente que está exactamente donde debe estar.